jueves, 25 de julio de 2019

Simón Bolívar y los Masones, Los Masones y El Libertador Eloy Reverón


Plancha de Arquitectura
24 de Julio de 2019
Eloy Reverón.

Hoy celebramos el vicentésimo trigésimo sexto aniversario del nacimiento del Grande Hombre de la Patria Grande, el líder conductor de la política que logró reunir un ejército compuesto por diferentes clases sociales y que además tuvo el privilegio de arrojar del continente al último virrey español junto con los soldados que se le mantuvieron leales. Es el primer y único conquistador de un continente que hizo la guerra durante dos décadas tan sólo para garantizar la independencia, la Libertad y la prosperidad de la América Meridional. Este acto de hidalguía hizo reflexionar al filósofo mexicano Leopoldo Zea para desarrollar una filosofía como liberación que ha marcado el rumbo transmoderno de Nuestra América, como la llamara ya en 1806 el Gran Arquitecto de esa Liberación que terminó abanderando Simón Bolívar.

Muchas logias en Venezuela tienen por costumbre, por ritual las de nuestra jurisdicción, leer lo que llaman un pensamiento del Libertador al concluir sus tenidas. Una costumbre que como historiador o como filósofo de la historia me produce una grima inevitable porque eso significa para mí, rezar a Simón Bolívar como si fuera un santo Cívico militar, porque trozos de discursos fuera de su texto y contexto histórico reducen toda una filosofía liberadora a una letanía, mientras que su pensamiento que es el producto de una praxis política, se escapa por la claraboya del templo.

Hoy voy a leerles un pensamiento del Libertador, pero lo voy a hacer en su texto y contexto para que sintamos por un momento la diferencia.

Durante el año de 1828, en el contexto histórico de la Convención de Ocaña, en momentos cuando se estaba debatiendo el destino de la Gran Colombia, la patria grande diseñada por la gran experiencia del filósofo político, diplomático y consejero de reyes y repúblicas y gran estratega político militar reconocido por la Historia como tal, el generalísimo Francisco de Miranda a quien me he permitido calificar como Gran Arquitecto de la Liberación Americana. Todo aquel proyecto político rumiado durante 40 años y defendido durante otros veinte años se estaba derrumbando en medio de una sismo político.

Nuestro genial Libertador, Simón Bolívar, su discípulo político de Miranda durante un semestre en el 58 del Grafton Way de Londres, después de julio del año de 1810, está viendo en peligro el proyecto histórico político diseñado por su maestro secreto. Se encontraba Bolívar en el comienzo del fin de su carrera política.

Durante los días de la citada convención, específicamente la noche del domingo 11 de mayo de 1828, nos narra el Q:.H:. Luis Perú de la Coix en su Diario que apareció entre sus pertenencias, años más tarde, cuando se quitó la vida en un hotel de París. En ese valioso testimonio encontramos este texto donde Simón Bolívar se refiere a la masonería:

Poca gana tenia el Libertador de ir á dormir y siguió conversando. Habló sobre la mazonería diciendo que también había tenido el la curiosidad de hacerse iniciar para ver de cerca lo que eran aquellos misterios, y que en París había sido recibido Maestro, pero que aquel grado le había bastado para juzgar lo ridículo de aquella antigua asociación: que en las Logias había hallado algunos hombres de mérito, bastantes fanáticos, muchos embusteros y muchos más tontos burlados: que todos los masones parecen a unos grandes niños, jugando con señas, morisquetas, palabras hebraicas, cintas y cordones; que sin embargo la política y los intrigantes pueden sacar algún partido de aquella sociedad secreta, pero que en el estado de civilización de Colombia, de fanatismo y de preocupaciones religiosos en que están sus pueblos no era político valerse de la Mazonería, por que para hacerse algunos partidarios en las logias se hubiera atraído el odio y la censura de toda la Nación, movida entonces contra el por el clero y los frailes, que se hubieran valido de aquel pretexto; que por lo mismo poco podía hacerle ganar la mazonería, y hacerle perder mucho en la opinión.”

Cuatro meses más tarde, de la noche del 25 de septiembre a la madrugada del día 26, Bolívar pasaría la noche bajo el puente contiguo al Palacio de San Carlos de Bogotá. Después de haber sobrevivido a una conspiración contra su vida, donde cerca de la mitad de los conspiradores eran masones, como también el Q:.H:. coronel Guillermo Fergunson murió con un tiro en el pecho a manos de su Q:.H:. Pedro Carujo cuando el bizarro coronel interceptó el paso de los conjurados hacia la puerta de los aposentos donde se encontraba El Libertador.

El 8 de noviembre de ese mimo año de 1828 estaría Simón Bolívar firmando el decreto de proscripción de las Sociedades Secretas, “sea cual fuere su denominación”…