Hace 163 años, el 8 de noviembre de 1828 Bolívar emite el conocido decreto que prohíbe en la Gran Colombia "todas las sociedades o confraternidades secretas, sea cual fuere la denominación de cada una"
El fundamento que se da en dicho Decreto es el siguiente:
"Habiendo acreditado la experiencia tanto en Colombia como en otras naciones, que las sociedades secretas sirven especialmente para despertar los trastornos políticos, turbando la tranquilidad pública y el orden establecido, que ocultando ellas todas sus operaciones con el velo del misterio, hacen presumir fundamentalmente que no son buenas, ni útiles a la sociedad, y por lo mismo excitan sospechas y alarman a todos aquellos que ignoran los objetos de que se ocupan, oído en el dictamen del Consejo de Ministros..." se prohíben en su funcionamiento en toda Colombia.
José A. Ferrer Benimelli, en su obra Masonería Española Contemporánea, Vol. 1-1800-1868, Siglo XXI, Madrid 1987 en su acápite "La Masonería y la Independencia de Hispanoamérica" p. 151, apunta que en Granada en 1827, bajo el título de "Edicto del Ilustrísimo Señor Arzobispo de Granada", manda a cumplir la célbre Bula de León XII, prohibiendo y condenando "toda secta o sociedad clandestina, cualquiera sea su denominación, con lo demás que se expresa", que hace sonar coincidente la definición de sociedad secreta usada en uno y otro documento.
El texto de dicho decreto puede leerse en la página 209 de la obra de Américo Carnicelli La masonería y la independencia de América, T II, Bogotá, 1970, quien opina que sin nombrarla excluía contra la misma, sino contra una serie de agrupaciones y sociedades clandestinas y secretas conspirativas de origen político militar. Luego el autor trae la lista de las logias que en Venezuela acataron el Decreto y cerraron por un tiempo sus labores.
Sin una referencia histórica a la tentativa de asesinar a Bolívar en septiembre de 1827 (sic), donde se implicaron masones y no masones cercanos a Santander, no podemos conseguir una explicación de ese acto. A lo cual se agrega, que en la época era difícil y distinto, como es hoy en día, que yendo a cualquier librería se encontrará todos los libros , folletos y diccionarios y enciclopedias, que traen para cualquier persona todo lo que se hace y lo que se realiza en la Masonería, en todos sus ritos. Aparte que los cuerpos y talleres tienen sus registros civiles, que cualquiera puede leer en las respectivas oficinas y publican sus cuadros de miembros con direcciones y teléfonos.
En la literatura antimasónica del país, se tiene ese Decreto como una de las pruebas de que Bolívar no era masón.(Germán Borregales"Mister X, (1953) en su obra Así es la masonería, Caracas, Ediciones Fe y Cultura.), a cuya página 213 reproduce el texto del decreto y Nicolás E. Navarro en su obra La masonería y la independencia, Caracas, Editorial Sud-América 1928. Aparte que ambos refieren a las páginas de Perú de la Croix, que cita unas palabras de Bolívar donde reconoce que se inició pero luego se alejó de ese tipo de ceremonias. Esa cita confirma la prueba documental original que hoy demuestra la recepción de grados por Bolívar en una ilustre logia de París.
El recuerdo de este aniversario, que lo hacemos entregando a ustedes, una copia del mencionado decreto, lo creemos propicio para generar, la reflexión de qué actitud hubiésemos adoptado si estuviéramos viviendo los días en que se emitió ? ¿Hubiésemos cerrado nuestros trabajos? ¿Hubiésemos continuado en la clandestinidad? ¿O hubiéramos obedecido? Muchos puntos de vista podríamos tener y plantear, pero planteemos algunas interrogantes:
Cuando una logia se politiza o se partidariza, desfigurándose en su papel, lo cual es perfectamente factible, ¿puede causar males a la Institución o a los otros talleres?
¿Se debe mantener ese Decreto dentro de su contexto histórico y no separarlo de él, para consolidar las acciones para evitar que un taller se vuelva o se envuelva en una labor conspirativa?
¿Teniendo y recordando las logias mirandinas, que evidentemente fueron una adaptación del sistema masónico secreto para generar las tareas de la independencia, justificar esa acción por ser de progreso social y marcan posibilidades y pautas en latinoamérica y apoyar una situación dictatorial o represiva, deben ser reprimidas y canceladas, como los grupos que usaron las formas masónicas para conspirar en septiembre de 1828?
Realmente, las preguntas y planteamientos son indefinibles, pero nosotros, nos separamos de esas consideraciones abstractas, para centrar nuestro interés en la consideración de que todo cuerpo masónico puede desfigurarse en sus procederes, no por su propia estructura o ser, ni menos por la doctrina que se propicia en ellas, sino por los hombres que la forman mejor, que las deforman en su propio seno. El trastorno y el mal no va a venir de afuera, sino que está en el propio actuar de sus miembros.
Creemos, en el camino de la reflexión generada, que se debe reforzar un acervo y correcto proceso de selección y exclusión de los miembros, pero también y sobre todo, debe haber un permanente cultivo de las cualidades y actitudes de los miembros, para evitar su desfiguración, la mediocridad de los enfoques y los incorrectos poderes y estimular el estudio, la preparación y el cultivo de los valores trascendentales y la obtención de una clara noción de lo que es la Masonería y el ser masón activo.
Nuestro planteamiento no se basa en un control orgánico y jerárquico, que presione una disciplina que cuide de que se trajeen de etiqueta y o se observen rituales rutinarios, sino que el desarrollo propio e interno de cada taller sea propicio para mantener una permanente actitud masónica, fundada en la fraternidad.
El primer sistema, la mal entendida disciplina autogenerada y basada en la propia voluntad; y la generación de un comportamiento elevado, de altura, dentro de los procederes de un taller frctífero en sus acciones y sobre todo preparado para reflexionar correctamente.
El texto de dicho decreto puede leerse en la página 209 de la obra de Américo Carnicelli La masonería y la independencia de América, T II, Bogotá, 1970, quien opina que sin nombrarla excluía contra la misma, sino contra una serie de agrupaciones y sociedades clandestinas y secretas conspirativas de origen político militar. Luego el autor trae la lista de las logias que en Venezuela acataron el Decreto y cerraron por un tiempo sus labores.
Sin una referencia histórica a la tentativa de asesinar a Bolívar en septiembre de 1827 (sic), donde se implicaron masones y no masones cercanos a Santander, no podemos conseguir una explicación de ese acto. A lo cual se agrega, que en la época era difícil y distinto, como es hoy en día, que yendo a cualquier librería se encontrará todos los libros , folletos y diccionarios y enciclopedias, que traen para cualquier persona todo lo que se hace y lo que se realiza en la Masonería, en todos sus ritos. Aparte que los cuerpos y talleres tienen sus registros civiles, que cualquiera puede leer en las respectivas oficinas y publican sus cuadros de miembros con direcciones y teléfonos.
En la literatura antimasónica del país, se tiene ese Decreto como una de las pruebas de que Bolívar no era masón.(Germán Borregales"Mister X, (1953) en su obra Así es la masonería, Caracas, Ediciones Fe y Cultura.), a cuya página 213 reproduce el texto del decreto y Nicolás E. Navarro en su obra La masonería y la independencia, Caracas, Editorial Sud-América 1928. Aparte que ambos refieren a las páginas de Perú de la Croix, que cita unas palabras de Bolívar donde reconoce que se inició pero luego se alejó de ese tipo de ceremonias. Esa cita confirma la prueba documental original que hoy demuestra la recepción de grados por Bolívar en una ilustre logia de París.
El recuerdo de este aniversario, que lo hacemos entregando a ustedes, una copia del mencionado decreto, lo creemos propicio para generar, la reflexión de qué actitud hubiésemos adoptado si estuviéramos viviendo los días en que se emitió ? ¿Hubiésemos cerrado nuestros trabajos? ¿Hubiésemos continuado en la clandestinidad? ¿O hubiéramos obedecido? Muchos puntos de vista podríamos tener y plantear, pero planteemos algunas interrogantes:
Cuando una logia se politiza o se partidariza, desfigurándose en su papel, lo cual es perfectamente factible, ¿puede causar males a la Institución o a los otros talleres?
¿Se debe mantener ese Decreto dentro de su contexto histórico y no separarlo de él, para consolidar las acciones para evitar que un taller se vuelva o se envuelva en una labor conspirativa?
¿Teniendo y recordando las logias mirandinas, que evidentemente fueron una adaptación del sistema masónico secreto para generar las tareas de la independencia, justificar esa acción por ser de progreso social y marcan posibilidades y pautas en latinoamérica y apoyar una situación dictatorial o represiva, deben ser reprimidas y canceladas, como los grupos que usaron las formas masónicas para conspirar en septiembre de 1828?
Realmente, las preguntas y planteamientos son indefinibles, pero nosotros, nos separamos de esas consideraciones abstractas, para centrar nuestro interés en la consideración de que todo cuerpo masónico puede desfigurarse en sus procederes, no por su propia estructura o ser, ni menos por la doctrina que se propicia en ellas, sino por los hombres que la forman mejor, que las deforman en su propio seno. El trastorno y el mal no va a venir de afuera, sino que está en el propio actuar de sus miembros.
Creemos, en el camino de la reflexión generada, que se debe reforzar un acervo y correcto proceso de selección y exclusión de los miembros, pero también y sobre todo, debe haber un permanente cultivo de las cualidades y actitudes de los miembros, para evitar su desfiguración, la mediocridad de los enfoques y los incorrectos poderes y estimular el estudio, la preparación y el cultivo de los valores trascendentales y la obtención de una clara noción de lo que es la Masonería y el ser masón activo.
Nuestro planteamiento no se basa en un control orgánico y jerárquico, que presione una disciplina que cuide de que se trajeen de etiqueta y o se observen rituales rutinarios, sino que el desarrollo propio e interno de cada taller sea propicio para mantener una permanente actitud masónica, fundada en la fraternidad.
El primer sistema, la mal entendida disciplina autogenerada y basada en la propia voluntad; y la generación de un comportamiento elevado, de altura, dentro de los procederes de un taller frctífero en sus acciones y sobre todo preparado para reflexionar correctamente.
MSM Noviembre 1991
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