viernes, 29 de septiembre de 2017

La regularidad masónica en una nueva luz por Eloy Reverón

Este acercamiento al tema de la regularidad masónica siempre fue más polémico que las discusiones sobre política o religión dentro de las logias. Sin ánimos de polemizar nos hemos entregado a la voluntad de nuestros seguidores para comentar aspectos luminosos sobre este asunto.

Iniciamos una reflexión en torno al problema de la regularidad masónica. Esta ha tenido como punto de partida algunos aspectos de un libro publicado por W. Cox Learche que lleva por título La Regularidad Masónica en una Nueva Luz.

Cox Learche comienza su reflexión sobre su duda acerca de la realidad colocando sobre el tapete su propia experiencia al salir de la oscuridad hacia la luz de la realidad cuando se percata de que estaba caminando en sentido contrario.

Estaban muy frescos en aquellos días, los temas de Erich Fromm (1900-1980): el amor simbiótico y el sentimiento de separatividad como elementos mentales que había que considerar analíticamente para predisponerse a abordar el arte de amar.

Pero sigue avanzando en su reflexión y pregunta: “¿Quién puede negar que el punto de vista de la totalidad no es siempre más real que el punto de vista parcial, separado?. Somos tan inseparables como las columnas de nuestros templos… Esto ES una realidad indiscutible. Podemos separarnos unos de otros sólo en nuestra mente, no en la realidad. ¿Acaso la columna opuesta no representa nuestro propio Yo?. Si queremos ser realistas debemos considerar siempre la RELACIÓN de los opuestos antes de su aparente separación.”


A todas y todos aquellos que marcaron me gusta y a quienes esperaban una reseña bibliográfica de ese libro, hoy raro entre tantas, obviedades y autoayudas de nueva era. Estamos en el más neoclásico estilo robinsoniano de leer cinco minutos una estrofa, pero pensar en ella a lo largo de un día o de una noche de profundo despertar.



“Si algo significa para el masón el Oriente Simbólico de su Templo, no puede sino trabajar con todas sus luces y por todos los medios de que dispone para curar las profundas heridas de nuestras divisiones y lograr la UNIDAD en el caso de la masonería.

Esta es la razón del presente trabajo. Tiene por objetivo proveer un campo común para la unión de todos los masones y todos los Cuerpos Masónicos del mundo, en el cual desaparezcan las oscuras barreras existentes entre unos y otros. Más que “proveer” ese campo, lo cual puede parecer pretencioso para algunos, diríamos señalarlo, porque el campo ha existido y ha existido siempre.” (W.C.L)

Dos son las reflexiones que los masones convocados a estos espacios nos han solicitado que continuemos ofreciendo. La primera gira en torno a la regularidad masónica. Regularidad masónica significa que unos masones califican a otros masones con el apelativo de masones irregulares. Esto significa el desconocimiento fraterno por parte de queridos hermanos por parte de los entes burocráticos que los administran, que rigen sus relaciones internacionales y manejan, por llamarlo de alguna manera, el gobierno de cada liga masónica. Los lectores que han seguido nuestras publicaciones desde mediados de la década de los ochenta saben muy bien a qué me refiero porque lo hemos repetido hasta el cansancio. El secreto más obvio de la masonería está encerrado en la frase masónica más común: “En la unión está la salud y la fortaleza de la institución” El tema es que la frase se repite incluso como mantras durante las tenidas. Lo que con poca frecuencia se nos muestra es cómo opera esta tríada y en qué consiste su puesta en práctica. Para este primer asunto hemos divulgado un mensaje fraternal enviado por nuestro querido hermano W.Cox Learche hace muchos años. Lo estamos reflexionando sorbo a sorbo y en eso vamos directo a las palabras del Q:.H:. W Cox Learche:

“La Misión principal de la masonería es enseñar la Ley de Evolución y su corolario, el hombre perfecto. No es posible hallar una verdadera interpretación de la masonería si no se relaciona su sistema, estrechamente con el proceso evolutivo de la humanidad”. (Cox p 121)

Así comienza Cox Learche el punto 6 del octavo capítulo de su libro identificado con los tres grados simbólicos que hemos venido comentando en nuestra página de Facebook.

Enfoca el tema de las ceremonias masónicas caracterizadas por viajes circulares que indican ciclos evolutivos que van desde occidente hacia oriente. Sus pasos serán orientados en esa dirección. El Oriente simbólico representa la Realidad Suprema. De alguno expresa que esa Realidad Suprema está dentro de nosotros mismos. Se refiere Cox que “La alegoría del Maestro Hiram trata de enseñar esto a quienes realizan la realización propia por medio de un acto misterioso o una palabra mágica en vez del esfuerzo  individual.(Cox p 123)

Vamos a mantener la reflexión hasta este punto, y en la próxima entrega vamos entrar en el tema de los tres grados simbólicos al que nos acerca el Q:.H:. W. Cox Learche, pero contrastándolo con otro Q:.H:. francés, pionero en el tema del rescate de la tradición iniciática y que nos conduce hacia otra masonería más rescatada en cuanto al hallazgo de la transmisión de la herencia iniciática. Un personaje radical porque fue a las raíces de la tradición iniciática. Nos Referimos a René Guénon. 

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