Este acercamiento al tema de la regularidad masónica siempre fue más polémico que las discusiones sobre política o religión dentro de las logias. Sin ánimos de polemizar nos hemos entregado a la voluntad de nuestros seguidores para comentar aspectos luminosos sobre este asunto.
Iniciamos una reflexión en torno al problema de la regularidad masónica. Esta ha tenido como punto de partida algunos aspectos de un libro publicado por W. Cox Learche que lleva por título La Regularidad Masónica en una Nueva Luz.
Cox Learche comienza su reflexión sobre su duda acerca de la
realidad colocando sobre el tapete su propia experiencia al salir de la
oscuridad hacia la luz de la realidad cuando se percata de que estaba caminando
en sentido contrario.
Estaban muy frescos en aquellos días, los temas de Erich
Fromm (1900-1980): el amor simbiótico y el sentimiento de separatividad como
elementos mentales que había que considerar analíticamente para predisponerse a
abordar el arte de amar.
Pero sigue avanzando en su reflexión y pregunta: “¿Quién
puede negar que el punto de vista de la totalidad no es siempre más real que el
punto de vista parcial, separado?. Somos tan inseparables como las columnas de
nuestros templos… Esto ES una realidad indiscutible. Podemos separarnos unos de
otros sólo en nuestra mente, no en la realidad. ¿Acaso la columna opuesta no
representa nuestro propio Yo?. Si queremos ser realistas debemos considerar
siempre la RELACIÓN de los opuestos antes de su aparente separación.”
A todas y todos aquellos que marcaron me gusta y a quienes
esperaban una reseña bibliográfica de ese libro, hoy raro entre tantas,
obviedades y autoayudas de nueva era. Estamos en el más neoclásico estilo
robinsoniano de leer cinco minutos una estrofa, pero pensar en ella a lo largo
de un día o de una noche de profundo despertar.
“Si algo significa para el masón el Oriente Simbólico de su
Templo, no puede sino trabajar con todas sus luces y por todos los medios de
que dispone para curar las profundas heridas de nuestras divisiones y lograr la
UNIDAD en el caso de la masonería.
Esta es la razón del presente trabajo. Tiene por objetivo
proveer un campo común para la unión de todos los masones y todos los Cuerpos
Masónicos del mundo, en el cual desaparezcan las oscuras barreras existentes
entre unos y otros. Más que “proveer” ese campo, lo cual puede parecer
pretencioso para algunos, diríamos señalarlo, porque el campo ha existido y ha
existido siempre.” (W.C.L)
Dos son las reflexiones que los masones convocados a estos
espacios nos han solicitado que continuemos ofreciendo. La primera gira en
torno a la regularidad masónica. Regularidad masónica significa que unos
masones califican a otros masones con el apelativo de masones irregulares. Esto
significa el desconocimiento fraterno por parte de queridos hermanos por parte
de los entes burocráticos que los administran, que rigen sus relaciones
internacionales y manejan, por llamarlo de alguna manera, el gobierno de cada
liga masónica. Los lectores que han seguido nuestras publicaciones desde
mediados de la década de los ochenta saben muy bien a qué me refiero porque lo
hemos repetido hasta el cansancio. El secreto más obvio de la masonería está
encerrado en la frase masónica más común: “En la unión está la salud y la
fortaleza de la institución” El tema es que la frase se repite incluso como
mantras durante las tenidas. Lo que con poca frecuencia se nos muestra es cómo
opera esta tríada y en qué consiste su puesta en práctica. Para este primer
asunto hemos divulgado un mensaje fraternal enviado por nuestro querido hermano
W.Cox Learche hace muchos años. Lo estamos reflexionando sorbo a sorbo y en eso
vamos directo a las palabras del Q:.H:. W Cox Learche:
“La Misión principal de la masonería es enseñar la Ley de
Evolución y su corolario, el hombre perfecto. No es posible hallar una
verdadera interpretación de la masonería si no se relaciona su sistema,
estrechamente con el proceso evolutivo de la humanidad”. (Cox p 121)
Así comienza Cox Learche el punto 6 del octavo capítulo de
su libro identificado con los tres grados simbólicos que hemos venido
comentando en nuestra página de Facebook.
Enfoca el tema de las ceremonias masónicas caracterizadas
por viajes circulares que indican ciclos evolutivos que van desde occidente
hacia oriente. Sus pasos serán orientados en esa dirección. El Oriente
simbólico representa la Realidad Suprema. De alguno expresa que esa Realidad
Suprema está dentro de nosotros mismos. Se refiere Cox que “La alegoría del
Maestro Hiram trata de enseñar esto a quienes realizan la realización propia por medio de un acto misterioso o una palabra mágica en vez del esfuerzo individual.(Cox p 123)
Vamos a mantener la reflexión hasta este punto, y en la próxima entrega vamos entrar en el tema de los tres grados simbólicos al que nos acerca el Q:.H:. W. Cox Learche, pero contrastándolo con otro Q:.H:. francés, pionero en el tema del rescate de la tradición iniciática y que nos conduce hacia otra masonería más rescatada en cuanto al hallazgo de la transmisión de la herencia iniciática. Un personaje radical porque fue a las raíces de la tradición iniciática. Nos Referimos a René Guénon.
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