Plancha
de Arquitectura
24
de Julio de 2019
Eloy
Reverón.
Hoy
celebramos el vicentésimo trigésimo sexto aniversario del
nacimiento del Grande Hombre de la Patria Grande, el líder conductor
de la política que logró reunir un ejército compuesto por
diferentes clases sociales y que además tuvo el privilegio de
arrojar del continente al último virrey español junto con los
soldados que se le mantuvieron leales. Es el primer y único
conquistador de un continente que hizo la guerra durante dos décadas
tan sólo para garantizar la independencia, la Libertad y la
prosperidad de la América Meridional. Este acto de hidalguía hizo
reflexionar al filósofo mexicano Leopoldo Zea para desarrollar una
filosofía como liberación que ha marcado el rumbo transmoderno de
Nuestra América, como la llamara ya en 1806 el Gran Arquitecto de
esa Liberación que terminó abanderando Simón Bolívar.
Muchas
logias en Venezuela tienen por costumbre, por ritual las de nuestra
jurisdicción, leer lo que llaman un pensamiento del Libertador al
concluir sus tenidas. Una costumbre que como historiador o como
filósofo de la historia me produce una grima inevitable porque eso
significa para mí, rezar a Simón Bolívar como si fuera un santo
Cívico militar, porque trozos de discursos fuera de su texto y
contexto histórico reducen toda una filosofía liberadora a una
letanía, mientras que su pensamiento que es el producto de una
praxis política, se escapa por la claraboya del templo.
Hoy
voy a leerles un pensamiento del Libertador, pero lo voy a hacer en
su texto y contexto para que sintamos por un momento la diferencia.
Durante
el año de 1828, en el contexto histórico de la Convención de
Ocaña, en momentos cuando se estaba debatiendo el destino de la Gran
Colombia, la patria grande diseñada por la gran experiencia del
filósofo político, diplomático y consejero de reyes y repúblicas
y gran estratega político militar reconocido por la Historia como
tal, el generalísimo Francisco de Miranda a quien me he permitido
calificar como Gran Arquitecto de la Liberación Americana. Todo
aquel proyecto político rumiado durante 40 años y defendido durante
otros veinte años se estaba derrumbando en medio de una sismo
político.
Nuestro
genial Libertador, Simón Bolívar, su discípulo político de
Miranda durante un semestre en el 58 del Grafton Way de Londres,
después de julio del año de 1810, está viendo en peligro el
proyecto histórico político diseñado por su maestro secreto. Se
encontraba Bolívar en el comienzo del fin de su carrera política.
Durante
los días de la citada convención, específicamente la noche del
domingo 11 de mayo de 1828, nos narra el Q:.H:. Luis Perú de la Coix
en su Diario que apareció entre sus pertenencias, años más
tarde, cuando se quitó la vida en un hotel de París. En ese valioso
testimonio encontramos este texto donde Simón Bolívar se refiere a
la masonería:
“
Poca gana tenia el Libertador
de ir á dormir y siguió conversando. Habló sobre la mazonería
diciendo que también había tenido el la curiosidad de hacerse
iniciar para ver de cerca lo que eran aquellos misterios, y que en
París había sido recibido Maestro, pero que aquel grado le había
bastado para juzgar lo ridículo de aquella antigua asociación: que
en las Logias había hallado algunos hombres de mérito, bastantes
fanáticos, muchos embusteros y muchos más tontos burlados: que
todos los masones parecen a unos grandes niños, jugando con señas,
morisquetas, palabras hebraicas, cintas y cordones; que sin embargo
la política y los intrigantes pueden sacar algún partido de aquella
sociedad secreta, pero que en el estado de civilización de Colombia,
de fanatismo y de preocupaciones religiosos en que están sus pueblos
no era político valerse de la Mazonería, por que para hacerse
algunos partidarios en las logias se hubiera atraído el odio y la
censura de toda la Nación, movida entonces contra el por el clero y
los frailes, que se hubieran valido de aquel pretexto; que por lo
mismo poco podía hacerle ganar la mazonería, y hacerle perder mucho
en la opinión.”
Cuatro
meses más tarde, de la noche del 25 de septiembre a la madrugada del
día 26, Bolívar pasaría la noche bajo el puente contiguo al
Palacio de San Carlos de Bogotá. Después de haber sobrevivido a una
conspiración contra su vida, donde cerca de la mitad de los
conspiradores eran masones, como también el Q:.H:. coronel Guillermo
Fergunson murió con un tiro en el pecho a manos de su Q:.H:. Pedro
Carujo cuando el bizarro coronel interceptó el paso de los
conjurados hacia la puerta de los aposentos donde se encontraba El
Libertador.
El
8 de noviembre de ese mimo año de 1828 estaría Simón Bolívar
firmando el decreto de proscripción de las Sociedades Secretas, “sea
cual fuere su denominación”…
2 comentarios:
Muy interesante el relato Eloy y cargado de gran significación Saludos colega y compañero de la Escuela de Historia Soy Marianne Arape
Gusto saber de tí Marianne. Buenos recuerdos y mucho cariño
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